“La inflación sube la fiebre de nuestra Navidad. La misma cena navideña, en diciembre 2017 nos costaba $ 630 y hoy nos sale $ 3.240. La Navidad nos cuesta cinco veces lo que costaba”, advierte Natalia Ariño, economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA).
Para llegar a esta conclusión, la entidad tomó en cuenta una cena con plato principal (asado, ensalada lechuga y tomate y gaseosa), postre (helado) y brindis con mesa dulce (sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní). “Uno de los datos que más nos llamó la atención es lo que pasó con el helado: en 2017 con $1.000 comprábamos 4 potes de 1 kilo y medio y hoy no nos alcanza ni para 1. La inflación nos dejó sin postre”, destaca David Miazzo, economista Jefe de FADA.
“Las fiestas son sinónimo de brindis y mesa dulce, si la preparamos con sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní, en 2017 gastamos $190 y este año nos va a costar $940, (teniendo en cuenta un solo producto por cada uno de los mencionados), indica por su parte Ariño.
“El pan dulce, símbolo de la navidad sube temperatura con la inflación: mientras que en 2017, con $ 1.000 podíamos comprar 15 panes dulces ($64), hoy solamente nos alcanza para 2 ($ 340). Perdimos 13, en cuatro años”, agrega Miazzo.
“Uno de los momentos más esperados es el brindis, la inflación también le pega fuerte: en 2017 comprábamos 18 botellas de sidra ($56). Hoy compramos 3 ($265) Son 15 sidras menos, que equivalen a 59 brindis que perdimos”, analiza el economista jefe de FADA.
Comparando la mesa dulce, con $1.000, en diciembre 2017, comprábamos 56 turrones de maní ($17,60), hoy sólo 9 ($110), son 47 turrones menos. Con la garrapiñada sucede algo similar: comprábamos 64 paquetes ($15,50)., hoy compramos 13 ($75), perdimos 51 paquetes. En postres de maní comprábamos 26 ($38) y ahora sólo 6 ($150), perdimos 20 en el camino.
¿Cuánto aumentó la cena navideña? “Llevando el análisis a una cena general con plato, postre y brindis, en cuatro años, con un billete de $ 1.000 nos perdimos de comprar: casi 7 kilos de asado (6 kilos y 700 grms.), 20 kg. de lechuga, 33 kg. de tomate, 16 gaseosas, 4 potes de helado, 13 pan dulces, 20 paquetes de postre de maní, 47 turrones, 51 paquetes de garrapiñadas y 15 sidras”, afirma Ariño.
Periódicamente, FADA realiza un diagnóstico denominado "Changómetro", que muestra que la inflación no afecta solamente a algunos productos: suben los alimentos, los productos de limpieza, la nafta, la ropa, los servicios y así podríamos seguir.
En relación a la ropa y el calzado, las mismas prendas que en 2017 salían $1.000, hoy nos cuestan $5.083, 5 veces lo que costaba.
Pasa igual con una compra de súper, el mismo changuito, con los mismos productos que hace cuatro años costaba $1.000, hoy asciende a $4.856.
Inflación con fiebre: ¿Se puede controlar la temperatura?
“Tratar” o controlar la inflación, es posible. Para hacerlo hay que enfocarnos en tres cosas: reducir la emisión de pesos, gastar menos de lo que se recauda (equilibrio fiscal) y generar confianza en la economía del país”. Para que realmente funcione es necesario que se tomen medidas en los tres sentidos, si no seguimos estancados en el mismo problema”, advierte Miazzo.
Dejar de imprimir pesos. Esto es algo que países vecinos han entendido y han mantenido a lo largo de las últimas décadas, permitiéndoles tener una inflación bajo control. El Changómetro muestra que el problema no son los precios, son los pesos y su pérdida de valor. Justamente lo confirman los datos, donde podemos ver que no sólo subió el precio del asado o el tomate, sino que subió todo, la ropa, la sidra, etcétera. Sale a la luz que no es el problema de un precio o de una cadena productiva, es el problema de nuestra moneda que pierde valor.
Equilibrio fiscal. Para dejar de imprimir pesos es necesario contar con equilibrio fiscal: los gobiernos tienen que dejar de gastar más de lo que recaudan por impuestos, no hay otra opción que controlar el gasto público para controlar la inflación.
Generar confianza en nuestra moneda: “Los pesos, al igual que cualquier moneda, no son más que un papel impreso, por lo que su valor está determinado por la confianza que genera el país que lo imprime. Hoy nuestra moneda sirve para comprar cosas, pero no en todos los casos es una moneda de referencia y tampoco una moneda en la que se pueda ahorrar”, explica Ariño.
“Por esto, la solución pasa también por generar confianza, en la salud y el rumbo de la economía de un país. Para ello, es necesario un plan económico consistente que sea capaz de ir solucionando los grandes desequilibrios macroeconómicos del país”, completa Miazzo. “Estos son algunos temas que se plantearon a raíz de la discusión del presupuesto en el Congreso, el presupuesto es una de las herramientas más importantes para mandar esta señales”, agrega Ariño.
En ejemplos de la vida cotidiana, el Changómetro refleja la situación que padecen todos los argentinos: nuestro bolsillo cada vez tiene que tener más pesos para comprar las mismas cosas, eso es la inflación. Esto repercute con mayor fuerza en los que menos tienen. “Medidas como congelamiento de tarifas y de precios de servicios públicos o productos nos ahorran inflación hoy, pero de igual manera la vamos a tener de dos o tres meses. Por eso es importante contar con un plan económico serio, que ataque el problema de fondo de la inflación y no que se tomen medidas parciales e insuficientes como controles de precios, congelamiento de tarifas o cierres de exportaciones, entre otros, sin atacar las causas del aumento de precios”, concluyen desde FADA.
Los números del Changómetro
- Cena navideña: cena para familia de 4 integrantes, con plato principal, postre y mesa dulce, en 2017 nos costaba $630. Hoy nos cuesta $3.240. La misma cena, 5 veces el precio.
- Asado (kg.): con $1.000 en 2017 comprábamos 8 kilos ($130) Hoy compramos 1,3 kg. ($763). Perdimos casi 7 kilos de asado (6 kilos y 700 grms.),
- Lechuga (kg.): con $1.000 en 2017 comprábamos 26 kg. ($38). Hoy nos alcanza para 6 ($161). Perdimos 20 kg.
- Tomate (kg.): En diciembre 2017 comprábamos 40 kg. ($24,50) con $1.000, hoy compramos 7 ($139). Perdimos 33 kg.
- Gaseosa (1,5 lt.): En diciembre 2017 comprábamos 23 botellas ($43). Hoy compramos 7 ($140,50). Perdimos 16 gaseosas.
- Helado (pote 1,5 kg.): En 2017 comprábamos 4 potes ($205). Hoy 0 ($1.100). Perdimos los 4 potes.